15 de enero

Desde que llegué a Valencia siempre que tengo monedas sueltas, y me acuerdo, echo el cambio en un bote de galletitas saladas. De eso hace ya tres años y aunque no he juntado una millonada, la última vez que lo conté si me daba para una buena cena.
Lo malo es que ahora me da pena cambiarlas por billetes y gastar el dinero.