26 de octubre
Hoy ha tocado cambiar la hora, algo que cada año se vuelve menos traumático gracias a que cada vez más relojes lo hacen de manera automática.
Éste no. Éste lo conozco desde que tengo memoria, colgado en el salón de mis abuelos de Sevilla, con el sonido de su péndulo y las campanas cada media hora. Hacía tanto ruido que por las noches teníamos que pararlo para poder pegar ojo.
Ahora está en casa y, cada vez que lo escucho, parece que tengo 6 años otra vez.